Expectativas docentes acerca de la formación de los profesionales de la salud versus rendimiento académico
Teaching expectations about the formation of health professionals versus academic efficiency
Ricardo Andrés Cartes-Velásquez1, Javiera Waleska Cárdenas Retamal2
1 Cirujano Dentista. Licenciado en Psicología. Magíster en Salud Pública. Doctor en
Ciencias Médicas. Profesor Asistente. Facultad de Odontología. Universidad de Concepción.
Chile. Correo electrónico: cartesvelasquez@gmail.com
2 Estudiante de Pregrado. Facultad de Odontología. Universidad de Concepción. Chile.
Correo electrónico: javicardenasret@gmail.com
RESUMEN
En los distintos niveles educativos se ha estudiado acerca de las expectativas docentes, sean estas conscientes o no, en cuanto a la formación, el aprendizaje y el rendimiento académico del alumno. Uno de los puntos clave es cómo se establece la relación docente-alumno, por lo que es importante reconocer cuáles son los factores que están involucrados en ella y pueden repercutir posteriormente en dicho fenómeno. El objetivo de este artículo es precisamente exponer los resultados de la búsqueda actualizada realizada por los autores en esta área e invitar a seguir profundizando en la comprensión de las expectativas docentes en la formación de los profesionales de la salud.
DeCS: Formación de recursos humanos en salud, rendimiento académico, ética profesional, educación médica.
ABSTRACT
It has been studied about the teaching expectations in the different educational levels, either conscious or not, in respect to the formation, learning and academic efficiency of the students. One of the key points is how the professor-student relationship is established, that's why it is important to recognize which factors are involved in it and they can have an impact on this phenomenon later. The objective of this article is to expose the results of the updated search carried out by the authors in this area and to invite to continue deepening in the understanding of the teaching expectations in the formation of health professionals.
MeSH: Training of health human resources, academic performance, ethics, professional, education, medical.
INTRODUCCIÓN
Desde hace algunas décadas se han realizado diversos estudios1,2 que buscan determinar los factores que permiten obtener un mejor rendimiento académico de los alumnos, y se señalan: el número de estudiantes por sala de clase, las horas de estudio, el ambiente áulico, los recursos asignados a la enseñanza, el nivel académico de los docentes, el nivel sociocultural y socioeconómico del alumno, entre otros. Es importante mencionar que la adecuada relación profesor-alumno es fundamental ya que puede marcar la diferencia entre un buen y mal resultado académico principalmente porque los educandos necesitan de motivación, afecto, reconocimiento, respeto y retroalimentación en caso de errores3-7.
Teniendo en cuenta este precepto, los autores consideran que el proceso de enseñanza aprendizaje no es la simple transmisión de conocimientos y desarrollo de habilidades, sino una relación constructiva entre personas que tienen aspectos cognitivos y emotivos que interactúan constantemente en el aula, el laboratorio o la clínica.
En el área de salud, el docente cumple un papel fundamental en el desempeño del estudiante destacando dentro de sus cualidades pedagógicas el apoyo presencial, la confianza entre ambos, así como la ayuda motivacional y oportuna8,9. Los estándares de evaluación y la objetividad en conjunto con la retroalimentación y la relación con el entorno clínico, además del bienestar de los involucrados en el proceso, generan condiciones favorables para un efecto positivo en el rendimiento del alumno7,8,10-12.
Cabe destacar la importancia de este tema, ya que permite reconocer cuáles son los distintos factores que llevan a la formación de expectativas del profesorado, sean estas conscientes o no, acerca del alumno; así como también incursionar en las facultades docentes necesarias en diversos ámbitos para trabajar con ellos y que posteriormente tendrán una repercusión en su rendimiento académico.
El objetivo de este artículo es exponer los resultados reportados en la literatura actualizada acerca de los factores que influyen en las expectativas del docente, que están involucrados en el rendimiento del alumno y cómo llegan a afectar el aprendizaje y formación de los profesionales de la salud.
DESARROLLO
Expectativas docentes y rendimiento académico
La interacción profesor-alumno es relevante para la motivación y el aprendizaje del estudiante, por lo que el primero debe ofrecer un ambiente cálido que le permita al segundo sentirse seguro, tal como sería en cualquier relación interpersonal significativa6.
Existe un factor muy importante dentro de esa interacción que se relaciona directamente con la evaluación del docente, que son las características del alumno. En función de estas el profesor evalúa y crea expectativas que van a inducir su actitud hacia el estudiante y posteriormente condiciona el resultado. Las expectativas tendrán un efecto significativo en el rendimiento académico y en el logro intelectual del educando que puede ser positivo o negativo, dependiendo si están a favor o no del aprendizaje3.
En cuanto a las características del alumno se menciona el talento académico, el cual se relaciona con las expectativas y el autoconcepto, lo que genera consecuencias en el rendimiento. El estudiante que posee talento académico (que está asociado a las capacidades cognitivas destacables) tiene un mayor autoconcepto, dado por estímulos externos por parte de las personas que pertenecen a su medio, como el refuerzo positivo, el ambiente familiar en el que se desenvuelve y las expectativas de los padres que influyen directamente en la motivación de este para aprender. Todo esto aumenta las posibilidades de que el alumno obtenga buenos resultados académicos4.
Por otra parte, no resulta sorprendente que cuando estos factores están en contra el rendimiento académico se ve comprometido, algo que un buen docente siempre toma en cuenta, pues entiende que un alumno es mucho más que ese rol de alumno y que el suyo propio es mucho más que ese rol de docente.
El análisis de las expectativas de los profesores ha sido un tema controversial desde que se inició este tipo de estudios. En 1968, Rosenthal et al13 señalaron que a un grupo de alumnos de una escuela primaria pública se les hizo un examen no verbal, donde supuestamente se había medido su capacidad intelectual (CI). Tomaron una muestra del 20 % de los estudiantes al azar de diferentes clases y se les informó a los profesores que ellos tenían mayor capacidad intelectual y aumentaba la posibilidad de triunfo. Posteriormente se volvió a realizar el test, mostrando una diferencia de 4 puntos de CI a favor de este grupo en comparación al resto de los alumnos. Por tanto, la información incorrecta que se les presentó a los profesores generó expectativas falsas y un resultado relacionado con estas, probando así que él puede afectar el rendimiento del alumno a través de su comportamiento.
El docente puede establecer diferencias sobrestimando o subestimando a sus educandos, aún pudiendo tener una capacidad cognitiva similar. En otro estudio14 realizado sobre el tema se concluyó que los profesores tienden a sobrestimar el rendimiento en las pruebas de los estudiantes y en relación a los subestimados asumen que este es más bajo, poseen una motivación y un autoconcepto menor a sus compañeros sobrestimados, además manifiestan mayor ansiedad frente a los exámenes lo que genera que no se sientan capaces de rendir académicamente a la par de los otros. Esto trae como consecuencia efectos negativos hacia las expectativas de éxito que el profesor se forma con respecto a sus alumnos.
Teniendo en cuenta lo expresado, es posible encontrar docentes de altas expectativas (AE) y de bajas expectativas (BE). Según Rubie-Davies15, los de AE tienen opiniones más positivas de sus alumnos en comparación a los de BE, no solo en términos de expectativas de rendimiento sino que también de una serie de características del alumno, entre las que se mencionan: perseverancia, interés en el trabajo escolar, motivación, participación en clases, etc. El vínculo entre estas variables (expectativas y percepción de las características del alumno) para docentes de AE es fuerte y significativo, lo que está relacionado con el logro del estudiante donde los más exitosos son los que están asociados con este tipo de profesor.
Un maestro efectivo es aquel que utiliza el tiempo de manera eficiente, que asegura la disponibilidad de material para los alumnos, mantiene relaciones positivas, dispone y usa el espacio adecuadamente, mantiene altas expectativas de sus alumnos, entre otros elementos. Los docentes eficaces tienen un conjunto de estrategias y habilidades no académicas que favorecen un mayor rendimiento y éxito académico, de ahí la importancia de enfatizar en una docencia competente y la importancia de la interacción entre el alumno y el profesor2. Si los estudiantes no cumplen con las expectativas del docente, los últimos transmiten desaprobación y actúan negativamente; en cambio, cuando los primeros cumplen con estas expectativas están constantemente recibiendo mensajes de aliento y ánimo de parte de sus profesores, lo que mejora su autopercepción, aumenta la confianza en sí mismos e incrementa la motivación6.
El alumno puede responder a estas conductas positiva o negativamente, actuará de una forma recíproca si es que está de acuerdo con las expectativas que el profesor tiene de él o simplemente las acepta; al contrario, si se siente desprotegido, ignorado o menoscabado es capaz de reaccionar negativamente, demostrando desaliento y disminuyendo su calidad académica. Sin embargo, el estudiante puede rechazar esta conducta actuando diferente a como el profesor lo espera, esforzándose para demostrar la capacidad de realizar tareas complejas. Si los resultados son constantes y se dan más de una vez, el profesor tiende a cambiar la expectativa negativa que tenía, lo que habla a favor de que estas pueden ser flexibles y perfectamente manejables5,6.
Factores determinantes de expectativas docentes
Algunos de los estudios anteriormente nombrados han dejado claro que el rendimiento del alumno depende de la percepción que el profesor tiene de ciertas características de él. Entre ellas se enumeran: sexo, grupo étnico, nivel socioeconómico, clase social, etc. pero también afectan factores como el rendimiento académico, su comportamiento en clases, entre otros3.
Los constructos personales son conceptualizaciones que se forman a partir de la experiencia y de la observación. El profesor, como miembro de una sociedad y cultura, los crea a través de la práctica profesional, mediante valoraciones hacia el alumno que pueden relacionarse con juicios que se forma, sean académicos o extraacadémicos como por ejemplo: el género, la apariencia física, el cómo se relacionan entre sí y el rendimiento académico, siendo este último el más importante16.
La actitud prejuiciosa del profesor y las expectativas que se generan pueden llevar a que el alumno de un grupo étnico minoritario esté en riesgo de fracaso escolar. Los docentes pueden reaccionar de una forma inconsciente hacia el desempeño y rendimiento del educando, demostrado en el trato y en las evaluaciones según sus expectativas o creencias. Los profesores no prejuiciosos, en cambio, van a comportarse con actitudes más positivas17. Estos resultados parecen dar sustento al sentir de muchos estudiantes en torno a que los profesores pueden tener (consciente o inconscientemente) alumnos preferidos y alumnos vetados, lo que se percibe y afecta el rendimiento. En opinión de los autores, esta situación es grave; sin embargo, existen dificultades para poder ser investigada en términos válidos puesto que muchas veces se depende de autoreportes que posiblemente estén sesgados de alumnos a docentes y viceversa. Afortunadamente en las últimas décadas estas formas de discriminación han disminuido.
Como ya se ha mencionado, hay diferentes factores que intervienen en la relación profesor-alumno y en las expectativas, entre los que se destaca: la influencia, vinculada con el control y la autoridad del docente en relación a sus alumnos; y la proximidad que mantengan. Un mayor nivel de ambos se corresponde con un incremento de motivación en el alumno lo que influye favorablemente en su rendimiento académico18.
Los autores del presente artículo consideran que para una enseñanza pertinente se requiere de experiencia en la disciplina y de conocimiento de los principios fundamentales de la enseñanza, como son los pedagógicos básicos. El docente debe mostrarse seguro y competente de sus habilidades.
Al iniciar su carrera los profesores no han adquirido experiencia de liderazgo por lo que no han tenido posibilidad de desarrollar este tipo de habilidad. Esto lleva a una relación profesor-alumno incierta, tolerante, en la cual el docente tiene una reducida capacidad de influir en sus educandos. Al contrario, los profesores con mayor experiencia tienden a ser más estrictos o juiciosos, los años de práctica permiten que cuenten con competencias para educar19,20.
Otro factor que los autores consideran importante y coinciden con la bibliografía consultada, es la confianza que se debe generar entre profesor y alumno que favorece el intercambio de información y conocimiento en el aprendizaje universitario. Se ha señalado en un estudio9 realizado al respecto que las características docentes con mayor influencia en la confianza son el dominio del tema y el esquema de evaluación del profesor, señalando como aspectos determinantes: la preparación de la clase, coherencia en los temas que se presentan, respuestas acertadas y oportunas a los alumnos y tener definidos los criterios para evaluación y retroalimentación. La confianza pasa a ser una de las principales motivaciones de parte del docente para el aprendizaje del estudiante, pues tiene como fin disminuir el fracaso y la vulnerabilidad de este en cuestión.
Expectativas docentes y formación de profesionales de la salud
En relación a la educación superior, una investigación7 realizada con estudiantes universitarios de Ciencias y Humanidades en Irlanda señaló que el paso a la universidad requiere de una adaptación rápida al ambiente de aprendizaje y demanda de mayor responsabilidad por parte del alumno. Es aquí donde la retroalimentación del docente adquiere un valor fundamental para que los nuevos educandos se sientan apoyados y cómodos en el desconocido clima, pero en ocasiones esta se ve afectada por la carga de trabajo del profesor. Por lo tanto, el apoyo que el alumno reciba se va a relacionar con el rendimiento que puede obtener, el cual es crítico en el primer año y sentará las bases para sus posteriores logros.
Los autores de esta revisión, reflexionando acerca del tema, consideran que la influencia de un ambiente agradable proporcionado por las relaciones satisfactorias con el profesor tiene gran importancia para que el alumno se desarrolle de forma óptima y con un refuerzo positivo. Las ciencias médicas no están exentas de esta situación donde el docente debe fomentar a que el entorno educativo se base en el respeto mutuo y donde el miedo a sentirse ridiculizado no tenga lugar19. Es este ambiente positivo de aprendizaje, permite no solo el desarrollo de habilidades técnicas y la adquisición de conocimiento teórico, sino también de una orientación empática hacia los pacientes21.
Los estudiantes de Enfermería en la Universidad Autónoma de Chile consideran la práctica clínica como un método muy importante para su formación académica e identifican características que hacen del docente un facilitador u obstaculizador, según esté dotado o no de conocimientos en diversas áreas clínicas, liderazgo y formación pedagógica, así como en dependencia de su experiencia docente8.
Un docente de las ciencias médicas o tutor debe promover el trabajo grupal, el acompañamiento presencial, la transmisión de conocimientos y la motivación al alumno, así como tener habilidades, aptitudes y conocimientos para lograr una mejor enseñanza brindando confianza, apoyo emocional, asesoría, manifestando interés por el aprendizaje del estudiante y entregarles retroalimentación oportuna.
Los tutores, por su parte, deben estar a disposición de los estudiantes más allá del horario específico de enseñanza para responder dudas, proporcionar información o dar un consejo; así los alumnos pueden sentirse cómodos para recurrir a ellos en caso de que surjan inquietudes8,19,22. Esto, en consideración de los autores, permite el mejoramiento del desempeño del estudiante con expectativas y conductas de parte del profesor que no interfieran de manera negativa en los primeros.
Además, el tutor debe tener claro que la comunicación que lleva a cabo con el estudiante ya sea verbal o no, no es solo intercambio de conocimientos y experiencias sino que es una forma de educar. Constituye un intercambio cultural entre ambos, se considera una herramienta esencial para promover el aprendizaje y que el tutorado adquiera habilidades y capacidades, por lo tanto cualquier alteración en la comunicación llevará a problemas en la relación estudiante-tutor, lo que podrá repercutir posteriormente en la forma de dirigirse al alumno22.
En un estudio23 realizado a estudiantes de Medicina de tercer año de tres instituciones diferentes en Estados Unidos, se determinó las características de la relación profesor-alumno en consecuencia al tiempo que estos pasaban juntos en clínica. Existían alumnos que tenían breves relaciones con el profesor y otros que la mantenía en el tiempo. Las preguntas se relacionaban con el enfoque de enseñanza del profesor y la retroalimentación de este. Los estudiantes continuos se sentían respetados por el docente cuando los reconocía por nombre, conocía sus rostros y los incluía para la toma de decisiones con respecto al paciente. En cambio, los estudiantes de tiempo breve se mostraban desalentados ya que esto no ocurría debido al poco tiempo de relación mutua. Además, los estudiantes continuos dieron a conocer que los tutores confiaban en ellos, dándoles la oportunidad de validar su opinión en la participación de sus comentarios, acompañado de retroalimentación y permitiéndoles trabajar de forma independiente. Describieron sentirse cómodos al expresar su falta de experiencia y su inseguridad, sin poner en peligro la percepción del docente. Los estudiantes indicaron que la continuidad en clínica era muy relevante para formar relaciones con el docente y así este estuviera consciente y pendiente de las carencias en el aprendizaje por parte de ellos.
Lo expuesto permite que la relación tutor-estudiante tenga un impacto positivo en las expectativas y en la formación de valores. Se espera que el docente destaque en el estudiante progreso en sus capacidades cognitivas y de motivación y que adapte las condiciones de trabajo en base a las expectativas de acuerdo al rendimiento del estudiante8,23,24.
En Estados Unidos se llevó a cabo un estudio24 donde cada estudiante de Medicina tenía un preceptor por cada disciplina central (Psiquiatría, Pediatría, Ginecología, etc.) para mejorar su rendimiento. Se utilizaron estrategias que involucran a los estudiantes que tenían dificultades en el aprendizaje para adquirir conocimientos, adaptando las prácticas clínicas en función de estos problemas. Es así como se les enviaba a trabajar con los pacientes de menor complejidad. Al contrario, los preceptores describen a los estudiantes con capacidad y velocidad de aprendizaje mayores como aptos para atender a pacientes más inusuales y con una historia clínica más compleja. En ambos casos, el lenguaje y conocimiento del alumno aumentó debido a su relación con el entorno clínico y a la retroalimentación que el profesor le atribuyó sobre su desempeño.
Los docentes de las áreas clínicas se muestran interesados por conocer la vida personal del alumno, ya que les permite crearse ciertas expectativas que posibilitan el éxito como guía19. Se debe tener en cuenta que la formación médica está constituida por una fuerte carga de trabajo y múltiples tareas, lo que puede llegar a desarrollar problemas con las altas expectativas que se esperan, causar estrés, ansiedad y depresión en el alumno perjudicando así su rendimiento y llevar a la vulnerabilidad de la atención al paciente.
Aún así existen docentes clínicos que enfocan su rol solo a la entrega de conocimientos y habilidades, y le traspasan la responsabilidad de evaluar y tratar el comportamiento del alumno a otra persona. Esto no solo lo piensan, sino que la mayoría no se encuentra capacitado para remediar las dificultades que el alumno presenta en su conducta12.
Los autores del presente trabajo coinciden con la bibliografía consultada en el hecho de que ayudar a reconocer y modificar las dificultades durante la educación médica antes de que generen un daño es una responsabilidad importante del docente, manteniendo las expectativas claras desde un principio con el alumno y entregándole una retroalimentación constructiva.
CONCLUSIONES
Para obtener buen rendimiento académico y un desarrollo en forma óptima del alumno, una excelente relación profesor-alumno es fundamental. Las características del educando constituyen factor muy importante dentro de esta interacción que se vincula directamente con las expectativas que el docente tenga de él. En las ciencias médicas, a pesar de la existencia de estudios relacionados con este tema, es importante señalar que se debe continuar profundizando en aras de hacer fructificar el impacto de las expectativas docentes en la formación del profesional de la salud.
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Recibido: 2 de julio de 2015.
Aprobado: 16 de febrero de 2016.
Ricardo Andrés
Cartes-Velásquez. Facultad de Odontología. Universidad de Concepción,
Chile. Correo electrónico: cartesvelasquez@gmail.com
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