Un momento especial lo ocupó la brillante exposición de la conferencia magistral dictada por el  Dr. C.  Juan Virgilio López Palacio sobre los métodos problémicos.

El Dr. C.  Oscar Cañizares Luna efectuó un breve resumen sobre el desarrollo de las versiones ejecutadas y los participantes se pronunciaron en función de obtener mejores resultados en este orden.

También se desarrolló un panel que versó en torno al desarrollo de la Educación Médica villaclareña, y se premió al mejor testimonio de los que se presentaron al concurso convocado con esta finalidad. La Dra. María Elena  Gonzáles cautivó a los presentes durante la lectura de su trabajo.

Concurso:

“Impacto de la Maestría en Educación Médica en mi desarrollo profesional y humano”

Autora: MsC Dra María Elena González Díaz.
Graduada del la primera versión. 2004

 

“A todos mis alumnos, a los que me sufrieron antes de este empeño y a los que verán mañana que no fue en vano”.

Cuando pienso en esa frase que por inspiración propia decidí colocar como Dedicatoria en mi tesis de maestría, me pregunto ¿en qué estaba pensando en ese momento? … y más que pensar, ¿qué sentía yo en ese momento?. Tal vez era una mezcla de  sentimientos: euforia por vencer otra etapa académica de mi vida ya adulta, auto-sobrevaloración por lo nuevo aprendido,  compromiso  moral  con mis superiores y docentes…. o….. un compromiso secreto con mis alumnos…

Creo que eso siempre existió, pues desde que tengo uso de razón soy maestra, adoro la Estomatología, pero  lo que más  me satisface es enseñarla.

Muchas veces en la agitada vida que vivimos, los jóvenes  de hoy nos resultan irreverentes, majaderos, inconstantes,  desinteresados, etc, etc.  Por días me siento saturada de tanta  aparente irresponsabilidad, tal vez por repetirse en casa. Pero eso pasa rápido, solo bastan 4 horas de educación en el trabajo para cambiar de idea, sentirlos  fuertes, frescos, vivos y felices, y entonces  siento  que eso me complace y recurro a todo lo que me han enseñado para hacerles saber lo que sé de la mejor manera, y contribuir con mi saber a un momento de felicidad que ellos viven sin saberlo.

¿Es una adicción el enseñar?  Yo creo que sí, por momentos me sorprendo enseñando en el carretón (donde tanto aprendo)… cualquier cosa puede ser el motivo de una clase  y es especialmente agradable cuando  enseño algo, por muy sencillo que sea, a mis compañeros de hoy, alumnos de ayer. Ayudarlos a preparar un tema para publicar, asesorar una tesina para un diplomado, orientar a un residente que termina su curso de Pedagogía con la profe Pilar…. Me siento importante, siento que sí les estoy dando algo,  siento que puedo ayudar. Y  aunque para mí nunca existió sentimiento alguno de minusvalía,  esa fortaleza  se vio fortalecida --- perdonando la redundancia-- desde que soy Máster en Educación Médica.

Mi preparación  en la Maestría de Educación Médica fue tan seria que me permite entender cuánto me falta por aprender, me permite arrepentirme de cada “pestañazo” que di en clases  con el bochorno del mediodía, quisiera volver atrás y volver a oír las clases de diseño, de didáctica, de metodología de la investigación que tanto temo. Creo que puedo fácilmente volver a ser maestrante!!

Todavía me falta la dulzura de María Elena Cobas para dar una clase, me falta  el ambiente romántico de Esther, la complicidad de Candita, la inteligencia de Nélida, el apasionamiento de Delita, la sabiduría de  Mirta… me falta tanto aún!

Sin embargo, hay días en los que  quisiera ser máster en otra cosa, tal vez así mi Decana me asigne menos tareas. Pero…. por qué lo hace?  Puede ser porque sepa (por experiencia propia) que los egresados de esta maestría podemos ayudarla a vencer todos los propósitos, y así lo hacemos en nuestra Facultad. Es posible que alguno de ellos sea tan modesto que jamás hable de esto, pero yo no temo pecar de inmodesta. La maestría nos ha armado con  herramientas útiles, nos ha dado una lupa para saber observar y entender los problemas, nos ha dado un catalejo para tener visión de futuro, nos ha dado cinceles para esculpir las piedras y dejar huellas imborrables en ellas.  Al menos a mí, me  enseñó a  sentirme orgullosamente maestra.

En el 2014 celebraré  una década de  ostentar este título,  no  sé  donde estaré, ni qué estaré haciendo,  pero seguro que no estaré defraudando a mis profesores….. ni a Tyler  ni a Taba.